El norteamericano Frederick W. Taylor (1856-1915) propuso un
conjunto de criterios
organizativos para aumentar la
productividad, es decir, disminuir el desperdicio de tiempo y esfuerzo en el
trabajo fabril y obtener la mayor producción posible durante la jornada de
trabajo.
Taylor explica su sistema a través de una experiencia.
“Se adoptó un sistema más perfeccionado de remuneración diaria
[...] que consistía en pagar en función de la cantidad y la calidad de lo que
se producía. Al cabo de un tiempo relativamente corto el supervisor estimuló la
producción de todas las trabajadoras aumentando el sueldo de las que producían
más y mejor y reduciéndolo a las que se mostraban inferiores a las otras.
Finalmente, despidieron a las obreras cuya lentitud y falta de atención era
incorregibles.
También se hizo un estudio detallado con un cronómetro del
tiempo necesario para hacer cada operación. Se escogió la forma más sencilla de
ejecutarlas para eliminar todos los movimientos lentos o inútiles y reunir en
una secuencia los más rápidos y los que permitían una mejor utilización de los
instrumentos y de los materiales. Este estudio demostró que las trabajadoras
perdían charlando una parte considerable del tiempo.
Se les impidió hablar durante las horas de trabajo colocándolas
a una distancia considerable. Las horas de trabajo fueron reducidas de diez y
media a nueve y media y luego a ocho y media [...].
Se introdujo también el trabajo a destajo y cada hora se
informaba a las trabajadoras si su ritmo era normal o si iban atrasadas. Los
resultados finales de este sistema fueron los siguientes:
a. 35 obreras hacían el
trabajo que antes realizaban 120.
b. Las obreras ganaban 35,5
francos por semana en lugar de los 17,5 anteriores.
c. Se trabajaban ocho horas
y media en lugar de diez y media.
d.
La precisión en el trabajo había aumentado un
tercio.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario